Existen dos tipos de personas: los que prefieren el dulce o los que escogen lo salado. No hay otra posibilidad, de hecho, aquí no hay escala de grises: o es blanco o es negro.
Soy golosa por excelencia y no me cuesta nada reconocerlo. Me pirran las tartas, los bizcochos, las gominolas, los muffins, los bombones, los pastelitos, las nubes, los cupcakes y así..... hasta mañana. Regálame una tarta y me tendrás conquistada por siempre jamás. Así que como comprenderéis, es casi imposible que cuando salgo a comer fuera me olvide del postre (¡claro! no penséis que siempre es así, no, no, no...de hecho en mi día a día, suelo escoger opciones más saludables).
El caso es que os estoy contando todo este rollo para recomendaros un postre: la tarta red velvet. ¡¡¡Diooooosssss!! dirán algunos por ahí... y solo unos pocos que no la conozcan dirán.... Comooo??.... Y es que es la reina de las tartas en EEUU. Tan famosa es que os recomiendo hacerla y degustarla para saber de qué estamos hablando. Y no es para menos, es una de las tartas más ricas que he probado.
Suelo buscar varias recetas hasta dar con la que más me gusta. Pero esta vez, fue una suerte encontrar la página Recetas Americanas de donde saqué esta receta. Os dejo el enlace aquí.
No tengo fotos del making off pero sí que tengo del resultado final y dan ganas de comerse hasta la bandeja.
Si os apetece sorprender a vuestros invitados es el postre perfecto: fácil, superico y además no tarda mucho en hacerse. Espero que esta aportación culinaria os sirva para alguna ocasión especial. A mi, de sólo pensarlo, se me hace la boca un mar de agua...
¡¡Feliz y dulce noche!!
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